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Reimaginar juntos nuestros futuros: Un nuevo contrato social para la educación

Desde hace medio siglo, la Organización de la Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura —UNESCO— elabora un informe de enorme relevancia y trascendencia en el contexto educativo mundial que marca las directrices y orientaciones de hacia dónde caminamos en educación. 

En 1972 fue el informe: Aprender a ser. La educación del futuro, también conocido como Informe Faure, y en 1996 La educación encierra un tesoro, conocido popularmente por “Informe Delors”. Según Jacques Delors (2001) la educación a lo largo de la vida se debe basar en los siguientes pilares: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a convivir y aprender a ser, formando el sustento de todo aprendizaje.

En el año 2021 la UNESCO propone un nuevo informe con la vista puesta en el 2050 sobre cómo deberíamos reinventarnos en el mundo educativo, titulado: Reimaginar juntos nuestros futuros: Un nuevo contrato social para la educación.

¿Por qué este informe es tan importante en este momento?

La creciente desigualdad social y económica, el cambio climático, la pérdida de diversidad biológica, el uso de recursos que excede la capacidad del planeta, los retrocesos de la democracia y la automatización tecnológica perjudicial son los rasgos que caracterizan a nuestra coyuntura histórica. Estas crisis y estos desafíos múltiples que se superponen, limitan nuestros derechos humanos, tanto individuales como colectivos, y han contribuido a perjudicar a gran parte de la vida sobre la Tierra. 

El conocimiento y el aprendizaje son fundamentales para afrontar ese momento, y promover la renovación y la transformación que necesitamos. Frente a la educación del siglo XX orientada a los esfuerzos de desarrollo mediante la escolarización obligatoria de niños y jóvenes, hoy en día, cuando nos enfrentamos a graves amenazas, al futuro de la humanidad y del planeta, debemos reinventar urgentemente la educación para hacer frente a esos desafíos comunes. Un nuevo contrato social para la educación debe unirnos en torno a un empeño colectivo y debe facilitar los conocimientos y la innovación necesarios para forjar futuros sostenibles y pacíficos para todos, basados en la justicia social, económica y medioambiental. 

¿Cuáles son los principios fundamentales de este nuevo contrato social?

Un nuevo contrato social debe aprovechar los principios generales que sustentan los derechos humanos -inclusión y equidad, colaboración y solidaridad, así como la responsabilidad colectiva y la interconexión.

¿En qué consisten las propuestas para renovar la educación?

  • Es preciso que la atención pedagógica se desplace, desde las lecciones impartidas por un docente y centradas en la realización individual, a otra modalidad que haga hincapié en la cooperación, la colaboración y la solidaridad.
  • Los planes de estudio, que suelen estructurarse como una cuadrícula de temas, deberían cambiarse para incidir en los aspectos ecológicos, interculturales e interdisciplinares del aprendizaje.
  • La enseñanza, que ahora se considera una práctica individual, debería transformarse en un esfuerzo más profesional y colaborativo.
  • Las escuelas son instituciones necesarias en el mundo entero y es preciso preservarlas. Pero debemos abandonar la imposición de modelos universales y replantearnos el concepto de escuela, desde la arquitectura, los espacios y el uso del tiempo, hasta los calendarios y los grupos de estudio.
  • En todas las etapas y todos los lugares en que se ejerce el aprendizaje, deberíamos dejar de pensar en la educación como algo que acontece sobre todo en la escuela y durante determinadas edades, y ampliar las oportunidades de aprendizaje para todos en cualquier momento y lugar.

¿Cómo podríamos alcanzar un nuevo contrato social para la educación?

Es posible lograr la innovación y el cambio a gran escala. El nuevo contrato social para la educación podría hacerse realidad mediante millones de actos individuales y colectivos -actos de coraje, liderazgo, resistencia, creatividad y atención personal-. Un nuevo contrato social tendría que superar la discriminación, la marginación y la exclusión. Debemos empeñarnos en garantizar la igualdad de género y los derechos de todos, sin discriminar por motivos de raza, etnia, religión, discapacidad, orientación sexual, edad o ciudadanía. Se necesita un compromiso colectivo con el diálogo social, el pensamiento y la acción conjunta.

  • Un llamamiento en pro de la investigación y la innovación. Un nuevo contrato social requiere la creación de un programa conjunto de investigación a escala mundial, centrado en el derecho a la educación a lo largo de toda la vida. Este programa deberá centrarse en el derecho a la educación y ha de incluir diversas pruebas y métodos pedagógicos, entre otros el aprendizaje horizontal y el intercambio transfronterizo de conocimientos. Esta iniciativa debería recoger además las contribuciones de todos los sectores, de docentes a estudiantes, de universidades a centros de investigación, y de gobiernos a organizaciones de la sociedad civil.
  • Un llamamiento en pro de la solidaridad mundial y la cooperación internacional. Un nuevo contrato social para la educación exige un compromiso renovado de colaboración mundial en apoyo de la educación en tanto que bien común, basado en una cooperación más justa y equitativa entre agentes estatales y no estatales. La comunidad internacional debe participar en la tarea de ayudar a estos agentes a cerrar filas en torno a propósitos, normas y baremos comunes necesarios para hacer realidad el nuevo contrato social para la educación. 
  • Las universidades y otras instituciones de educación superior deben participar activamente en todos los aspectos de la elaboración de un nuevo contrato social para la educación. Desde proporcionar apoyo a la investigación y el progreso científico, hasta contribuir con otras instituciones y programas educativos en sus comunidades y en el mundo. Las universidades creativas, innovadoras y comprometidas con la mejora de la educación en tanto que bien común tienen una función importante que desempeñar en los futuros de la educación.
  • Es indispensable que todos seamos capaces de participar en la forja de los futuros de la educación: niños, jóvenes, padres, docentes, investigadores, activistas, empleadores y líderes culturales y religiosos. Disponemos de tradiciones profundas, ricas y diversas sobre las que apoyarnos. Los seres humanos tenemos gran habilidad, inteligencia y creatividad colectivas y, ahora, nos enfrentamos a una disyuntiva muy grave: seguir avanzando por un sendero insostenible o cambiar radicalmente de rumbo.

Más que una guía directriz, este informe es una invitación a pensar e imaginar. Los interrogantes que surjan en el proceso deben asumirse y responderse en las comunidades, los países, las escuelas, los programas docentes y los sistemas de todo tipo, en el mundo entero. La forja de un nuevo contrato social para la educación es una etapa decisiva en la tarea de volver a imaginar juntos nuestros futuros.

El grupo de innovación educativa de Agorá, en Champagnat Global, es un espacio donde interesados en la innovación y educación Marista interactúan y comparten cómo reimaginar nuestra educación. Si estás interesado, te invitamos a formar parte de este grupo.

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