El 29 de marzo de 2022 la Congregación para la Educación Católica publicó un Instructivo que resalta “la necesidad de una mayor conciencia y coherencia de la identidad católica de las instituciones educativas de la Iglesia en todo el mundo”, la colaboración de toda la comunidad escolar y la prevención de «conflictos y divisiones en el sector esencial de la educación».
Desde CHAMPAGNAT GLOBAL, nos parece importante hacernos eco de estas instrucciones que tienen plena vigencia en nuestras Red Global de Escuelas que siguen un claro ideario católico.
La primera parte del documento se centra en la misión evangelizadora de la Iglesia, subrayando la importancia de resaltar la identidad de la educación católica. Una identidad que viene determinada por su referencia a la concepción cristiana de la realidad. Además de las herramientas comunes a otras escuelas, en nuestras comunidades escolares se debe enfatizar el diálogo entre razón y fe.
La escuela católica necesita educadores, tanto laicos como consagrados, que sean «competentes, convencidos y coherentes, maestros de conocimiento y de vida, iconos imperfectos, pero no desvaídos del único Maestro». Profesionalidad y vocación, por tanto, deben ir de la mano para enseñar a los jóvenes la justicia, la solidaridad y, sobre todo, «la promoción de un diálogo que favorezca una sociedad pacífica».
La segunda parte del documento está dedicada a los diversos sujetos que operan en el mundo escolar y como tal son los responsables de la promoción y verificación de la identidad católica, partiendo de la base de que «todos tenemos la obligación de reconocer, respetar y testimoniar la identidad católica de la escuela, oficialmente recogida en el proyecto educativo».
Los alumnos como principales protagonistas deben ser guiados para que, siguiendo el programa educativo, miren más allá de la realidad humana asumiendo la síntesis entre fe y cultura. Los padres, que libremente han elegido la educación católica para sus hijos, deben contribuir con su fe personal al proyecto educativo, velando por la educación católica de sus hijos.
Los profesores tienen una especial responsabilidad ya que, por su capacidad didáctico-pedagógica, así como por el testimonio de su vida, son los que aseguran que la escuela católica cumpla su proyecto educativo. Los directivos, como líderes educativos, son quienes deben propiciar la pastoral y el diálogo con la comunidad eclesial y sus pastores.
Finalmente, el documento señala algunos puntos críticos que pueden surgir en la integración de todos los diferentes aspectos de la educación escolar, como son la interpretación del calificativo católico, la selección de personal, conflictos en el ámbito disciplinario… y otro tipo de situaciones que requieren un diálogo cercano con las instituciones eclesiales y un profundo discernimiento que reúna las dimensiones humana, espiritual, jurídica, subjetiva y pragmática.
Invitamos a todos los que formamos parte de la comunidad escolar Marista a profundizar en el Instructivo que facilitamos a continuación y reflexionar sobre cómo ejercemos la identidad católica desde la responsabilidad que nos toca desempeñar.