El día 8 de julio comenzó la aventura de un grupo de 10 alumnas maristas de 16 y 17 años. Estudian en los colegios maristas de Rancagua y Villa Alemana y son acompañadas por una docente de inglés, la Sra. Caroline Wittenberg. El viaje fue largo y agotador, pero valió la pena, considerando la calidez, amabilidad, respeto y preocupación que ha tenido la comunidad educativa del St Henry’s Marist College de Durban.
Ya hemos sido insertadas a la comunidad, iniciando con una misa animada por las voces de un maravilloso coro, que daba inicio al tercer trimestre y, aprovechando la ocasión, nos daban la bienvenida. Las estudiantes de Chile participaron activamente en la lectura de oraciones en ambos idiomas, inglés y español. Luego se hizo un tour por el colegio para conocer a los profesores y los lugares donde se realizan las clases y otras actividades escolares.
Un detalle que emociona es sentir en todas partes el sello marista. Ver declarados en la entrada del colegio los mismos valores maristas que nos caracterizan y que compartimos en nuestro país. Es maravilloso saber que colegios ubicados geográficamente tan lejos, con backgrounds culturales tan distintos, tienen en común el ser y sentir la fraternidad de los valores de la familia marista global.
Como parte de la interculturalidad que vivimos en esta experiencia, la delegación de alumnas comparte diariamente una breve reseña de Chile. Dan a conocer la geografía del país, la cultura, el clima, las comidas típicas, etc. Además, tendrán la oportunidad de enseñar palabras simples del idioma español. Esto se lleva a cabo en la reunión que diariamente tienen los alumnos en el patio del colegio antes del inicio de las clases. En ese espacio se comparte la oración y se dan informaciones generales. La profesora acompañante también tendrá la posibilidad de dictar español a las clases de los últimos años de la secundaria. Algunos alumnos del colegio ya saludan en español con esfuerzo, pero muy felices diciendo “¡Hola!”.
Durante la primera semana participamos en algo que es muy familiar para los maristas: las actividades de solidaridad. En este caso el objetivo es preparar comida para quienes lo necesitan. Desde las siete de la mañana las chicas ayudan en la cocina para luego ir a repartir la comida a personas que viven en situación de calle. Los docentes del St Henry’s se emocionaron cuando supieron que también en Chile los estudiantes maristas realizan actividades similares en hospederías para personas sin casa, en hogares de ancianos y en sectores vulnerables. Emociona el saber cómo el espíritu de Champagnat se hace vida en todo el mundo.
A continuación, compartimos opiniones que tienen las estudiantes chilenas sobre la experiencia que van viviendo:
Luciana Elgueta (Villa Alemana): “Ha sido una experiencia enriquecedora y divertida. Todos han sido agradables y muy acogedores con nosotras. Creo que todas hemos aprendido muchas cosas y espero que siga siendo así”.
Fernanda Díaz (Rancagua): “He pasado un excelente tiempo. Todos aquí son muy amables y comprensivos y la familia es muy atenta conmigo. Ha sido una muy buena experiencia”.
Fiorella Pilloti (Villa Alemana): “Es una experiencia única, todos han sido muy amables y simpáticos, hasta ahora ha sido una muy buena experiencia”.
Ángeles Bravo (Villa Alemana): “Las personas y mi familia han demostrado ser muy amables, acogedoras y respetuosas. Los lugares que he visitado hasta ahora son preciosos”.
Isidora Rebolledo (Rancagua): “He tenido una experiencia muy buena, mi familia es preocupada y amable, y respetan mi espacio, así como yo el suyo. De a poco me he ido acostumbrando y me gusta que casi siempre salgamos, o cuando quiero descansar ellos me entienden”.
Caroline Wittenberg – profesora acompañante en el intercambio
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