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208 aniversario de la fundación del Instituto: el susurro de La Valla

Un día como hoy en 1817, Marcelino Champagnat convocó a sus primeros discípulos y los invitó a vivir como una familia de hermanos en La Valla. De esta manera, el Padre Champagnat funda un Instituto religioso bajo el nombre de Hermanitos de María. 

«Cuando desde lejos vio el campanario de La Valla, se hincó de rodillas para pedir perdón a Dios de sus faltas … y encomendó a Jesús y a María a los que iban a ser sus feligreses …»

En medio de las montañas se encuentra un lugar con un encanto muy especial llamado La Valla. No solo por Notre Dame des Victoires, el pequeño colegio marista que se encuentra allí, sino también porque justo al lado se encuentra la cuna de nuestra querida Institución: Maison Champagnat.

El contraste moderno de la casa con la fachada del colegio es más que evidente. La reforma de la maison refleja el significado de esta. Tal y como explicaron los arquitectos que trabajaron en su restauración: “si L’Hermitage habla de Champagnat, La Valla susurra”.

Parece mentira que una vez que entras allí, estés pisando los orígenes de la que hoy es una gran Institución. Sin embargo, una amplia y baja mesa antigua nos corrobora que efectivamente fue allí, sí, justo allí, donde se tomaron algunas de las decisiones más importantes de los Hermanitos de María, donde se compartieron las alegrías y las penas; los sueños y también las frustraciones de los primeros hermanos.

Entonces recuerdas las palabras del H. Laurent (Jean Claude Audrás): “En los comienzos éramos muy pobres. El pan era de color de tierra, pero teníamos siempre lo necesario. Nuestro buen Superior, como el más cariñoso de los padres, tenía gran cuidado de nosotros”. 

Bajas a la parte inferior de la casa y llegas a una pequeña y fría habitación donde encuentras un humilde oratorio. El relato del H. Laurent continua: “Nos hablaba a menudo del cuidado que la divina Providencia tiene de aquellos que confían en ella, y en particular por lo que se refiere a nosotros (…) Tenía tan grande devoción a la Santísima Virgen que él la inspiraba a todos”. 

La visita aún no ha terminado, el piso superior de casa “responde a la misión, el apostolado y la apertura al mundo”, tal y como explicaron los arquitectos que trabajaron en su restauración. A través de una delgada y alta ventana contemplas un paisaje verde que parece no tener final. Es entonces cuando reflexionas… En el suelo de ese lugar se plantó la semilla de una Institución que hoy está presente en 80 países. Entre sus muros vivieron los referentes de lo que hoy hace un total de 2.700 hermanos maristas que comparten su misión con casi 80.000 laicos y atienden a 650.000 niños y jóvenes en todo el mundo. Entonces sonríes y asientes mientras escuchas el murmullo de la canción… esa historia que todos amamos no es recuerdo, es hoy realidad.

Durante generaciones los hermanos y laicos han ido dando lo mejor de sí con un único objetivo: educar cristianamente a niños y jóvenes. Hoy celebramos otro año más desde la fundación del Instituto. 208 años de misión marista y de educación al estilo de María. Seguiremos sumando aniversarios y mientras tanto… La Valla nos seguirá susurrando.

Departamento de Comunicación Champagnat Global

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